Si habláramos en términos patrimoniales, podríamos decir que Manuel Peña Muñoz es un Tesoro Humano Vivo. No solo por su asombroso saber en el campo de la Literatura Infantil y Juvenil, LIJ, sino que también por ser formador de varias generaciones de escritores, mediadores de la lectura, editores y bibliotecarios, entre otros profesionales que conforman el cada vez más nutrido ecosistema del libro de la literatura infantil y juvenil. Este año, se le otorgó el Premio Regional “Artista de Trayectoria 2024” del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Acaba de lanzar la reedición del libro “Había una vez en América. Panorama de la literatura infantil y juvenil latinoamericana”, una exhaustiva investigación sobre la LIJ de nuestro continente, desde el mundo prehispánico hasta nuestros días. Un imperdible para todos quienes se dedican al estudio y al goce de la LIJ.
Don Manuel me recibió en su departamento ubicado en la comuna de Ñuñoa una mañana en que se comenzaba a respirar un aire primaveral después de un lluvioso invierno. Ingresar a su casa, fue como entrar, literalmente, a un cuento. Me impresionó cada detalle, cada libro, cada objeto dispuestos sobre las mesas y en las estanterías. Figuritas de cuentos, algunas de ellas hechas de porcelana, y renglones de libros cerca del techo, hacían que, por unas horas, uno se sintiera en otro mundo.
Y lo mejor estaba por venir: un riquísimo almuerzo hecho por el anfitrión en base a una tortilla de verduras, con ensalada de tomate y arroz. Mientras comíamos, conversábamos sobre el tema que a ambos nos apasiona y sobre el cual, él es, sin duda, la persona que más sabe en nuestro país: la LIJ.
Manuel Muñoz nació en Valparaíso en 1951. Es profesor de castellano de la Universidad Católica de Valparaíso y doctor en filología hispánica. Cuenta que “a mí la carrera me costó mucho terminarla porque había asignaturas que no me gustaban, pero era lo más próximo a la literatura, que era lo que a mí sí me atraía. Me gustaba escribir libros, cuentos y poesía. Entonces en la carrera me sentí muy ajeno a los intereses de mis profesores, que estaban más centrados en la lingüística y en la filología. Cuando terminé de estudiar me fui a España a hacer un doctorado en filología hispánica, así que, de alguna manera, volví a lo mismo. También allá hacíamos mapas lingüísticos, investigaciones del lenguaje y la historia de la lengua española. Entonces eran siempre materias que a mí me quedaban demasiado ajenas y no me gustaban. Hasta que por casualidad, por acompañar a una amiga, llegué al curso que dictaba Carmen Bravo-Villasante, que era la gran especialista de literatura infantil en España. Ella daba un curso que se llamaba ‘formación de expertos en literatura infantil y juvenil, iberoamericana y extranjera’.” De ahí en adelante, cuenta que su vida profesional cambió de rumbo para siempre.
“Se me abrió un mundo gracias a ella. No fue solamente la profesora de la asignatura en la clase, sino que me presentó a mucha gente en España. Fue una puerta de entrada donde ya no era simplemente un alumno anónimo, sino que ya al poco tiempo estaba escribiendo en la en la revista Estafeta Literaria, que era muy importante. Y entonces empecé a desarrollarme en el campo de la literatura infantil”, comenta.
“Ella me incentivó justamente en el coleccionismo de libros infantiles antiguos. Por eso, cuando después me vine a Chile, ella me sugirió que investigara sobre la editorial Rapa Nui. Me incentivó a recabar información sobre la literatura infantil chilena y el folklore infantil a través de la recopilación de adivinanzas, trabalenguas, juegos de cordel, porque según ella, nada de eso se había hecho en Chile. Era una gran investigadora y aprendí mucho de ella en una época en que no había Internet, así que las investigaciones las hice en terreno viajando por Chile. Finalmente ese impulso fue el que me hizo escribir sobre la historia de la literatura infantil chilena” agrega.
El regreso en Chile
Al volver a Chile, después de haber vivido entre 1976 y 1978 en Madrid, España, ingresó como integrante a IBBY Chile en 1979, que en esos años era dirigido por Lucía Gevert. Hasta el día de hoy es parte de la institución. Cuenta que las reuniones de Ibby se hacían en la editorial Andrés Bello, en la calle Lyon, en Providencia. El capítulo chileno de la entidad con sede en Suiza, había sido creado por Marcela Paz en el año 1964.
Cuenta que poco a poco, en los años ochenta, la hasta ese entonces alicaída industria editorial chilena comenzó a publicar a autores contemporáneos. “Las editoriales comenzaron a publicar a los autores modernos de ese momento, como Ana María Güiraldes, Cecilia Beuchat y Saúl Schkolnik. Yo publiqué la primera versión del libro ´Historia de la literatura infantil chilena’ en el año ´82. La mayoría de los libros los empezó a publicar en la editorial Andrés Bello, quien tenía detrás a Alicia Morel”, explica.
A partir de los años 2000 comenzó a haber una proliferación de editoriales infantiles que sigue hasta nuestros días dando pie a gran bibliodiversidad en la LIJ.
Libros, investigaciones y reconocimientos
En su vasta trayectoria, don Manuel ha escrito una gran cantidad de libros, muchos de los cuales han recibido premios. Por ejemplo, su novela “Mágico sur” recibió el Premio Gran Angular SM en Madrid y la distinción White Ravens de la Biblioteca Internacional de la Juventud de Munich, Alemania.
Otros libros son “Dorada Locura”, “El niño del pasaje”, “El collar de perlas negras”, “El hacedor de juguetes”, “Los niños de la Cruz del Sur”, “La mujer de los labios rojos”, “De la A a la Z: Chile”, “Cuentos junto al fogón” y “El caldero de los cuentos”, entre otros. Ha escrito libros de poesía infantil de tradición oral, entre ellos “Para saber y cantar”, “Folclore Infantil en la Educación”, “Lima, Limita, Limón”, “Juguemos al hilo de oro”, “Del pellejo de una pulga”, “Más de cien damas hermosas”, “Mi novio es un gato con botas”, “Como me lo contaron te lo cuento y no lo invento”, entre otros. Sus libros de crónicas literarias son “Ayer soñé con Valparaíso”, “Memorial de la Tierra Larga”, “Los Cafés Literarios en Chile”, “Valparaíso, la ciudad de mis fantasmas”, “La España que viví”, “Europa en la maleta” y “Si la memoria no me engaña”.
Y uno de sus grandes aportes a la LIJ, han sido los libros de investigación “Historia de la Literatura Infantil Chilena”, “Alas para la infancia”, “Historia de la Literatura Infantil en América Latina”, “Correspondencia con Carmen Bravo-Villasante”, “Precursores de la LIJ latinoamericana”, “El cuento de hadas: del relato oral al cuento de autor”, y “Rapa Nui: la primera editorial chilena de literatura infantil” en coautoría con Claudio Aguilera.
Por su parte, su libro “No des puntada sin hilo” con ilustraciones bordadas de Maureen Chadwick mereció la Mención de Honor, Categoría New Horizons, en la Feria del Libro Infantil de Bolonia, Italia; y el Premio Fundación Cuatrogatos, Estados Unidos. También realizó la compilación y el estudio crítico de los cuentos infantiles de Gabriela Mistral de editorial Amanuta que merecieron premios internacionales.
Su antología “Cielo, mar y tierra”, que reúne textos de Gabriela Mistral fue traducida al quechua, guaraní y sueco.
Ha sido jurado del Premio de literatura infantil y juvenil a favor de la paz y la tolerancia de la UNESCO en París. Su trabajo literario ha merecido el Premio Municipal de Literatura de Valparaíso, el Premio de la Fundación José Nuez Martín, por “La España que viví”; la Medalla a la Trayectoria 2016 de IBBY Chile; el Premio Pedro de Valdivia de la Asociación de Instituciones Españolas en Chile; y el Premio Regional “Artista de Trayectoria 2024” del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, entre otros.
En España ha colaborado en editorial Océano de Barcelona, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y en el Máster en lectura, libros y lectores infantiles y juveniles de la Universidad de Zaragoza. Actualmente dicta diversos cursos como en Casa Contada, entre otros lugares.
Acaba de lanzar la reedición del libro “Había una vez en América. Panorama de la literatura infantil y juvenil latinoamericana”, publicado por Liberalia ediciones, un imperdible sobre la panorámica de la LIJ en la región.
Así las cosas, don Manuel sigue aportando con su saber a la LIJ de nuestra región.