Marjorie Agosín es una escritora chilena norteamericana que desde hace varios años escribe para niños del mundo, de América Latina y en especial de Chile. En 1977 comenzó a trabajar con las arpilleristas, artesanas que a través del bordado y de las telas cuentan su historia, recuerdan y denuncian. Con el tiempo notó que los niños, niñas y jóvenes del país no conocían el trabajo y los inicios de este movimiento, y consideró que merecían saberlo.
Así surgió el libro “Las Arpilleras. Una historia contada con hilo y aguja”, donde se relata de manera simple y cercana, y con ilustraciones hechas de arpilleras, una historia de cómo una niña conoce a un grupo de mujeres que encontraron una forma para expresarse y vivir en tiempos de oscuridad.
¿Cuál fue tu inspiración para escribir el libro?
Llevo cerca de 30 años estudiando el movimiento de arpilleristas en Chile. Fui una de las pioneras que empezó a documentar esta historia y a escribir, pienso, el primer libro sobre ellas. De pronto dije, tantos jóvenes de mi familia no saben de las arpilleristas, me preguntaban quiénes eran y cómo empezaron a bordar. Pensé que los niños de Chile merecían saber esta historia, porque es una historia que busca la justicia pero que no usa la violencia. Yo deploro la violencia que no llega a nada.
Me pareció que es una forma tan conmovedora y profunda para contar qué le pasó a sus hijos, por qué se los llevaron, por qué Chile vivió en una gran oscuridad. Pensé que sería tan bonito que una nana le cuente a la niña que cuida lo que ella sabe y lo que ella ha visto. Y así nació el libro.
¿Cuál es el mensaje principal que buscas dejar con el libro?
Vivo en Estados Unidos y en estos momentos tenemos una crisis profunda de lo que es la verdad y lo que no es. Vivimos en una época muy contestataria. Quiero decir que hay que vivir con transparencia, que no hay que ofuscar la verdad. Siempre en Chile yo he notado una profunda tensión entre las clases sociales, en todo el mundo ocurre lo mismo, pero en Chile al “otro”, al pobre, al marginado, nunca se les mira como un ser humano, con sus penas, con sus alegrías, con sus logros.
Yo quiero que Chile se convierta en una sociedad pluralista, diversa, y no separada ni por el poder, ni por la economía, ni por la educación, que sea una sociedad que tenga posibilidades. Yo sé que es una postura muy idealista, pero las posturas idealistas son las únicas que postulan cambios.
¿Cuál es uno de los principales legados del movimiento de arpilleristas?
Las arpilleristas chilenas han inspirado a muchas otras mujeres en el mundo, a mujeres en Sudáfrica y Michoacán en que el arte de bordar es uno muy reparador e inspirador. Cuando había Apartheid o cuando los carteles de drogas generan violencia y desapariciones de familiares en México, las mujeres han contado sus historias a través de los bordados, de la misma manera que lo hicieron las arpilleristas de Chile.