LAS ARPILLERAS. UNA HISTORIA CONTADA CON HILO Y AGUJA

Publicado por Francisca Jiménez en

En algún momento antes de 1973, llega al Cerro Alegre de Valparaíso Delfina Nahuelhual para trabajar en una casa familiar. Allí habita la niña Celeste, quien comienza una inmediata relación con esta mujer que teje, zurce, ovilla, da finas puntadas con sus hilos y también le muestra a ella secretos que provienen del Wallmapu. La “nana Delfina”, como Celeste la llama, la lleva a conocer a las arpilleristas de Valparaíso, la señora Irma o la señora Eduvijes, y allí conoce un bello mundo de la creación a partir de retazos de tela sobre lienzos que no son más que sacos de harina desechados. De pronto se precipita el golpe de Estado y la vida cambia de improviso. Celeste aprende que esas arpilleras son una forma de contar la historia de los pueblos. Con bellas ilustraciones de Cynthia Imaña —que a su vez son pequeñas arpilleras—, Marjorie Agosín recupera una historia de mujeres valientes que vivieron en esa década, perdieron a familiares que nunca encontraron, lo contaron al mundo a través de sus arpilleras, y más tarde impulsaron a otras mujeres a proyectar este oficio.

En vísperas de la primera exhibición de la arpillera perdida de Violeta Parra “La rebelión de los campesinos”, expuesta en los años 60 en el Louvre y que se presentará restaurada en noviembre en el Museo de la Memoria, este relato aparece como una buena manera introducirse en el arte popular que representa la historia del presente./ Iñigo Díaz B.

 

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